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La Virgen y el Niño

Fecha
  • ca. 1640
Técnica
  • Óleo sobre tela
Dimensiones sin marco
  • 92.5 x 97.4 x 2.4 cm

Descripción

En esta pintura devocional que sintetiza el tema del amor materno, Sebastián de Arteaga optó por situar dentro de un marco ovalado representado como trampantojo, a una joven mujer que mira dulcemente a su hijo recién nacido mientras lo sostiene entre sus brazos. Jesús está a punto de caer dormido mientras María permanece expectante, gesto que prefigura el dolor de la Pasión de Cristo. No es posible adivinar dónde se encuentran los personajes, quizá descansando durante la Huída a Egipto, dados los abundantes ropajes de telas variadas que les cubren, posible indicio de su aspecto como peregrinos.

Las figuras surgen de la penumbra, iluminados por una fuente de luz casi artificial que cae desde el extremo superior izquierdo aunque un sutil resplandor enfatiza el estatuto divino de la pareja. La pintura está firmada como Arteaga Inbentor fat, que se traduce como “Arteaga, inventor, la hizo” expresión con la que el artista reclamaba su lugar como creador intelectual de la composición y su significado simbólico, al tiempo que exigía a su público receptor el reconocimiento de la originalidad de la imagen.

Macrodetalle de la firma
Macrodetalle de la firma
Estado de conservación de la pintura hacia 1977. Fotografía: Centro Nacional de Conservación y Registro del Patrimonio Artístico Mueble (CENCROPAM), Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura, exp. 77060.

La primera noticia conocida de este cuadro data de 1921 cuando Francisco Díez Barroso lo consigna en su libro El Arte en la Nueva España dentro de la nómina de pinturas firmadas por Arteaga. Parece que obraba en manos de una colección particular de la Ciudad de México, pero se desconoce su contexto de uso durante la época virreinal. Llama la atención la semejanza de la figura de la Virgen con la que aparece en un cuadro de La adoración de los reyes (sin firma) perteneciente al acervo pictórico de la Catedral de Puebla y que podría haber sido comisionada a Sebastián de Arteaga en 1646. La Virgen y el Niño formó parte de la Pinacoteca Virreinal de San Diego hasta que fue adjudicada al Museo Nacional de Arte durante su reestructuración en el año 2000.

La primera opinión crítica de esta pintura se debe a Francisco Díez Barroso quien la consideró una imagen “de dibujo correctísimo, de muy buen claroscuro, pero de colorido muy parco” (El Arte en la Nueva España, 267); en su notable texto de referencia sobre la pintura producida en el virreinato de Nueva España, Manuel Toussaint incluyó La Virgen y el Niño entre el listado de piezas firmadas por Arteaga, sin embargo, jamás vió la pintura directamente lo que le hizo plantearse ciertas dudas sobre su identidad. La información más completa que tenemos de la imagen se debe a Nelly Sigaut y fue publicada en el Catálogo comentado del Museo Nacional de Arte, Nueva España, Tomo II en 2004.

De acuerdo con los archivos del Centro Nacional de Conservación y Registro del Patrimonio Artístico Mueble (CENCROPAM) del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura, hacia 1977 la pintura fue sometida a un tratamiento de restauración mediante un reentelado a la cera-resina debido a que su estado de conservación no era óptimo. Ya contaba con un reentelado previo “a la pasta” (adhesivo de harina y cola) debido a que una gruesa grieta recorre el cuadro justo por el centro de manera vertical. A través de la imagen radiográfica y por el análisis microscópico de un hilo extraído del cuadro se detectó que la pintura está plasmada sobre un lienzo de mantelillo de fibras de lino, con tejido de terliz. En la esquina inferior derecha del cuadro se aprecia una rotura que fue cosida desde el mismo momento de creación de la pintura, lo que indica que posiblemente se empleó una tela vieja como soporte de la imagen. Sobre la tela se extiende una imprimación de color rojo oscuro, compuesta básicamente por arcillas y tierras rojas (óxidos de hierro y silicatos de aluminio y magnesio), así como calcita, combinadas con pigmentos como el albayalde (blanco de plomo), el negro de carbón vegetal y el minio (rojo de plomo).

Mediante el registro bajo luz transmitida fue posible distinguir las zonas más delgadas de aplicación del color en el cuadro y justamente en los contornos de las manos de la Virgen, su costado izquierdo y alrededor del cabello, se detectaron trazos correspondientes al dibujo preparatorio. Arteaga delineó la silueta de los personajes con un medio líquido aplicado a pincel, de manera suelta y continua.

El aglutinante empleado es aceite de linaza y las capas de color siguen una estratigrafía que se origina en fondos creados a partir de mezclas de pigmentos que una vez secos se complementan con pinceladas cubrientes para modelar las figuras en superficie. Entre dos y tres capas superpuestas completan el trabajo de aplicación del color y encima, las altas luces empastadas y las veladuras finalizan los detalles de las figuras. La vestimenta de la Virgen fue aplicada en capas, como si se vistiera al personaje: debajo del color azul oscuro del manto subyace un modelado rosado correspondiente al vestido; lo mismo ocurre en la zona del velo que apenas es capaz de cubrir las texturas de las gruesas pinceladas características del uso del pigmento azurita mezclado con el aceite.

Entre la paleta de pigmentos empleados destacan los de naturaleza inorgánica como la azurita (hidroxicarbonato básico de cobre), el albayalde (carbonato básico de plomo), el rojo de plomo (óxido de plomo), la tierra ocre (goetita y silicoaluminatos) y la tierra parda oscura (óxido de hierro y manganeso). La laca orgánica roja de cochinilla (Dactylopius coccus) y el negro de carbón vegetal también fueron caracterizados entre los materiales constitutivos del cuadro.

Título: La Virgen y el Niño
Fecha: ca. 1640
Técnica: Óleo sobre tela
Firma: Arteaga Inbentor fat (esquina inferior izquierda)
Dimensiones sin marco: 92.5 x 97.4 cm
Inventario: 3130
SIGROA: 17727
Clave LDOA: NE0006

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Para ver más detalles mueva el recuadro a través de la obra.

Bibliografía

Arroyo Lemus, Elsa, Manuel Espinosa Pesqueira y Witold Nowik. “Paños labrados de carmín en la pintura novohispana” en Rojo Mexicano. La grana cochinilla en el arte, 158-177. México: Instituto Nacional de Bellas Artes/Museo del Palacio de Bellas Artes, 2017.
Arroyo Elsa, Manuel Espinosa, Tatiana Falcón, y Eumelia Hernández. “Variaciones celestes para pintar el manto de la Virgen”. Anales del Instituto de Investigaciones Estéticas XXXIV, núm. 100 (2012): 85-117. https://doi.org/10.22201/iie.18703062e.2012.100.2328
Bargellini, Clara. “El artista inventor novohispano” en Nombrar y explicar: la terminología en el estudio del arte ibérico y latinoamericano, 121-138. México: Instituto de Investigaciones Estéticas, UNAM, 2012
Diez Barroso, Francisco. El Arte en la Nueva España. México: Compañía mexicana de artes gráficas, 1921.
Moyssén, Xavier. “Sebastián de Arteaga. 1610- 1652” en Anales del Instituto de Investigaciones Estéticas XV, Núm. 59 (1988): 17-34. https://doi.org/10.22201/iie.18703062e.1988.59.1390.
Sigaut, Nelly. “Virgen con niño” en Catálogo comentado del acervo del Museo Nacional de Arte. Nueva España, Tomo II, 373-376. México: Museo Nacional de Arte, Instituto de Investigaciones Estéticas-UNAM, 2004.
Toussaint, Manuel. Pintura colonial en México, México: Universidad Nacional Autónoma de México, 1965 [ed. Xavier Moyssén].

Texto

Elsa Arroyo, 2021. Basado en la investigación de Erika B. González León y Adriana García Rodríguez, alumnas del seminario “Temas y problemas actuales en el estudio de la pintura novohispana, técnicas y materiales II”, posgrado en Historia del Arte, UNAM.